domingo, 9 de febrero de 2014

Una carta inesperada de José Manuel García Alonso 1ºA

11 de Marzo de 1991. El viento silbaba entre las calles de Venecia acompañado de una gran tormenta con rayos y ruidosos truenos. Un hombre con gabardina larga, sombrero gris y gafas oscuras, caminaba rápido con un sobre en la mano como si quisiera huir de algo o de alguien.

Un coche circulaba a gran velocidad. De repente, frenó a la altura de aquella persona. Dos hombres fornidos bajaron del coche. Lo introdujeron violentamente en el mismo. En el forcejeo, se le cayó el sobre que llevaba y el fuerte viento se lo llevó volando por las estrechas calles. Después, se fueron de forma apresurada.
Una semana después, la familia Parker, de Texas, recibió un sobre que contenía un escrito. Era la misma carta que se fue volando en Venecia. ¿Quién le escribía desde allí y por qué? No conocían esa ciudad ni ninguno de sus amigos vivían en ese lugar.
El Sr. Parker abrió el sobre con curiosidad:
‘‘Estimada familia Parker, el motivo de esta comunicación es solicitarles que se presenten con urgencia por asunto de su interés en la siguiente dirección: Calle Salviati nº1 Venecia, Italia.
Firmado: Barón de Centorvi”
¿Quién era el barón Centorvi? ¿Qué relación tenía con su familia? ¿Qué quería comunicarles? Todo eran incógnitas que no tenían respuesta.
Durante todo el día pensaron inquietamente qué hacer. Pero finalmente decidieron ir a Venecia a reunirse con aquel personaje.
Un día después, ya allí, los Sres. Parker con su hijo William, se dirigieron a aquella dirección.                                                                                                                                           
Se encontraron ante un gran edificio, semejante a un palacio antiguo. Llamaron a la puerta y les abrió un anciano encorvado:
- Buenos días señor, somos la familia Parker. Venimos desde Texas porque hemos recibido una carta del Barón Centorvi. En ella nos solicita que nos personemos en esta dirección. ¿Vive aquí el Barón? - dijo el Sr. Parker.
- Sí, esta es su casa. Pero el Sr. Barón no se encuentra en este momento- contestó el mayordomo.
-¿Cuándo podríamos verlo?- preguntó el Sr. Parker.
-La verdad es que el Barón ha desaparecido hace algo más de una semana. Salió una noche y no ha regresado.
Al joven William se le ocurrió entonces dirigirse a la oficina de correos que constaba en la carta que tenían.
Una vez allí, preguntó a los empleados de la oficina si recordaban haber visto al Barón durante la última semana.
Nadie sabía nada. Salieron indecisos discutiendo sobre qué hacer. Entonces, se dirigió a ellos una mujer mayor:
- Hola, buenas tardes señores- interrumpió la señora.  Les escuché preguntar acerca del Barón Centorvi. El Barón es muy conocido en la ciudad. Yo sí le he visto en los días que ustedes dicen.
-  ¿Nos podría decir dónde lo vio por última vez? - inquirió el Sr. Parker.
- Hace diez días aproximadamente. Me encontraba de noche cobijada en un portal por la fuerte tormenta que había. Vi como unos hombres se lo llevaban por la                                  fuerza en un coche. Observé que en el forcejeo se le cayó esa carta que ustedes tienen. Pensé que podía ser importante y yo misma la envié.
La señora mayor les explicó que después se dirigió a la policía para informarles sobre lo que había sucedido. También le facilitó la matrícula del coche que había visto.
La familia Parker se personó en la comisaría para averiguar lo que sabían sobre lo sucedido.
La Policía les explicó que estaban a punto de resolver la desaparición por la que se interesaban y le podrían dar más datos al día siguiente.
Ya por la mañana, volvieron a la comisaría. Les hicieron pasar a una habitación reservada. Al poco tiempo entró en la misma un señor de avanzada edad y porte distinguido. Era el mismo Barón Centorvi, que horas antes había sido encontrado por la policía.
En una larga conversación les explicó que estuvo investigando sobre su linaje, puesto que él no tenía descendientes ni parientes conocidos. Como resultado de su estudio, descubrió que un antepasado suyo había tenido un hijo con una persona americana. Ese hijo era el abuelo del Sr. Parker. Este era el motivo por el que les había escrito.

Más tarde se averiguó que su mayordomo, a quién el Sr. Barón iba a dejar todo su legado, temía que cambiara su decisión al conocerles. Por eso, su avaricia fue tal que contrató a unos mafiosos para impedir que se conocieran. Ese deseo de encontrarse con la familia Parker había sido la causa de su secuestro. 

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