jueves, 6 de febrero de 2014

La soledad de Gorjuss por Helena Saiz


Es el primer día de cole y estoy sentada en el banco del patio viendo a los niños jugar.
Mi nombre es Gorjuss. Tengo 10 años y aunque todavía soy pequeña, mi vida es tan complicada como la de un adulto.
Estoy en el colegio, esperando a que acaben ya las clases y poder irme a casa. Soy de esas niñas nuevas y raras que nadie quiere tener como amiga, por eso en el recreo siempre estoy sola.
Al llegar a casa subo corriendo a mi habitación. Allí siempre me encuentro mejor. Siempre estoy jugando con mis muñecas y…¿os cuento un secreto?, algunas veces hablo con ellas para no sentirme tan sola.
Esa noche, como no podía conciliar el sueño, decidí jugar un largo rato con ellas y sin darme cuenta me quedé dormida.
De repente, noté como una luz se encendió en mi habitación y como me molestaba, me desperté.
La luz de mi mesita de noche se había encendido, pero…¡cómo!
Me asusté, me tape con las sábanas hasta la cabeza, y noté como alguien o algo se subía en mi cama y me asusté todavía más. Ya estaba temblando de miedo pero me quité las sábanas para ver lo que había y…¡eran mis muñecas!
Venían a por mí, estaban andando y hablando solas. No quise gritar por no despertar a mi madre. Salí de la cama corriendo y me metí en el armario.
Sorprendentemente, las muñecas que estaban allí guardadas también estaban hablando y andando.
Estaba asustada, pero no podía perder los nervios.
Entonces escuché como si una niña estuviera hablándome, pero no la veía.
Las muñecas se acercaron a mí y con voz tenebrosa me dijeron:
-Es Emily, que quiere jugar contigo …
Cerré los ojos para intentar pensar en cosas bonitas y al abrirlos…¡ahí estaba!, una niña rubia, de ojos claros y piel muy blanca.
-¿Quién eres?- le dije temblando.
Ella me susurró:
-Soy Emily…
-Y ¿por qué estás aquí?-le pregunté.
-Yo antes vivía aquí, con mi familia.
-¿Qué os pasó?.
-Una terrible historia…
Me senté en el suelo con mis muñecas y Emily nos contó su historia:
Hace muchos años, mis padres, mis hermanos y yo, vivíamos en esta casa.
Una noche de tormenta y mucho viento, estábamos todos durmiendo en la planta de arriba cuando mi hermano escuchó un ruido que venía de la cocina. Nos despertó a mí y a mi otro hermano y los tres fuimos a ver qué pasaba. Al bajar las escaleras, como la casa era muy antigua, crujían y yo sin darme cuenta pise un escalón mal y crujió. Nos asustamos mucho y la persona que estaba en la cocina lo escuchó y vino corriendo por las escaleras a por nosotros. Seguía persiguiéndonos, pero nosotros no le veíamos la cara. En ese momento nos metimos corriendo en el desván, callados y sin hacer el menor ruido para que el hombre no nos encontrase. Mis padres se despertaron y se enteraron de que había alguien. Mi madre estaba muy asustada y bajó por las escaleras de atrás para que no la vieran y así poder llamar a la policía. Mientras, mi padre nos encontró y nos sacó del desván con cuidado de que no nos vieran. Cuando mi madre estaba llamando por teléfono, el hombre apareció detrás de ella y la cogió. Justo en ese instante mi padre apareció y le intentó quitar el cuchillo que llevaba en la mano. Pero no tuvo éxito y los cogió a los dos. Mis hermanos y yo estábamos temblando detrás de la pared escondidos y justo cuando los iba a matar, yo fui corriendo y me clavó el cuchillo a mí. Después al asesino le ocurrió algo que no se podía explicar, fue como si lo estuvieran ahogando y se calló al suelo tirando el cuchillo. Mi madre estaba llorando por mí y mientras, mi padre y mis hermanos llamaron a la policía.
Después de aquello no recuerdo nada más, por eso he venido Gorjuss, eres la única niña que me puede ver…¡necesito tu ayuda!
Después de que me contara su historia las dos estuvimos jugando con las muñecas y nos dormimos.
Al día siguiente, era sábado, entonces decidí emprender la búsqueda para encontrar a los padres de Emily y, así, poder ayudarla.
Ella me guiaba y me decía por dónde tenía que ir.
Cogí mi bicicleta y fui hasta el pueblo de los padres de Emily, que estaba a una hora de mi ciudad.
Al llegar, tuvimos que ir por muchos callejones hasta encontrar la casa de sus padres.
Allí dejé la bici y llamé al timbre.
Me abrió una señora de unos 70 años y me preguntó:
-Hola, guapa, ¿qué quieres?
-Disculpe señora, me llamo Gorjuss y venía a hablarle de una niña que seguramente conoce.
-Ah, vale, pasa, pasa.
Pasé a su casa y observé fotos en las paredes de una familia de dos hijos y una hija con sus padres. Me fijé bien y me di cuenta de que la niña era…¡Emily!
Empecé a hablar con la señora y luego vino su marido. Estuve hablando con ellos un largo rato y les conté que podía ver y hablar con su hija, Emily. Al principio no me creían pero después Emily me iba diciendo cosas que sólo sabían ellos y al final me creyeron.
-Emily dice que ahora tiene muchos amigos y está muy feliz-les conté.
-Muchas gracias, Gorjuss, por hablarnos de nuestra hijita, te lo agradecemos-sollozó la mujer llorando.
Al final Emily, les dio un abrazo a los dos y ellos lo sintieron.
Estaban todos muy felices y Emily, al fin, ‘’se fue’’…
De repente, escuché un ruido muy fuerte y…¡era el despertador!
Todo aquello fue un fantástico y emocionante sueño.
Al fin Gorjuss ya no quería ser la misma niña solitaria de antes, ahora quería ser diferente y tener muchas amigas, así que se prometió hacer muchos amigos en el colegio y nunca jamás estar sola.

FIN











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