viernes, 1 de junio de 2012

Texto dramático 1 Historia de una escalera


(Con un suspiro de disgusto, vuelve a recostarse en el pasamanos. Pausa. Urbano llega al primer rellano. Viste traje azul mahón. Es un muchacho fuerte y moreno, de fisonomía ruda, pero expresiva: un proletario. Fernando lo mira avanzar en silencio. Urbano comienza a subir la escalera y se detiene al verle).
Urbano: ¡Hola! ¿Qué haces ahí?
Fernando: Hola, Urbano. Nada.
Urbano: Tienes cara de enfado.
Fernando: No es nada.
Urbano: Baja al «casinillo». (Señalando el hueco de la ventana) Te invito a un cigarro. (Pausa) ¡Baja, hombre! (Fernando empieza a bajar sin prisa) Algo te pasa. (Sacando la
petaca) ¿No se puede saber?
Fernando: (Que ha llegado) Nada, lo de siempre... (Se recuestan en la pared del «casinillo». Mientras hacen los pitillos) ¡Que estoy harto de todo esto!
Urbano: (Riendo) Eso es ya muy viejo. Creí que te ocurría algo.
Fernando: Puedes reírte. Pero te aseguro que no sé cómo aguanto. (Breve pausa) En fin, ¡para qué hablar! ¿Qué hay por tu fábrica?
Urbano: ¡Muchas cosas! Desde la última huelga de metalúrgicos la gente se sindica a toda
prisa. A ver cuándo nos imitáis los dependientes.
Fernando: No me interesan esas cosas.
Urbano: Porque eres tonto. No sé de qué te sirve tanta lectura.
Fernando: ¿Me quieres decir lo que sacáis en limpio de esos líos?
Urbano: Fernando, eres un desgraciado. Y lo peor es que no lo sabes. Los pobres diablos
como nosotros nunca lograremos mejorar de vida sin la ayuda mutua. Y eso es el
sindicato. ¡Solidaridad! Esa es nuestra palabra. Y sería la tuya si te dieses cuenta de
que no eres más que un triste hortera. ¡Pero como te crees un marqués!
Fernando: No me creo nada. Sólo quiero subir. ¿Comprendes? ¡Subir! Y dejar toda esta sordidez en que vivimos.
Urbano: Y a los demás que los parta un rayo.
Fernando: ¿Qué tengo yo que ver con los demás? Nadie hace nada por nadie. Y vosotros os
metéis en el sindicato porque no tenéis arranque para subir solos. Pero ese no es
camino para mí. Yo sé que puedo subir y subiré solo.
Urbano: ¿Se puede uno reír?
Fernando: Haz lo que te de la gana.
Urbano: (Sonriendo) Escucha, papanatas. Para subir solo, como dices, tendrías que trabajar
todos los días diez horas en la papelería; no podrías faltar nunca, como has hecho hoy...

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